En general, la atención sanitaria tiene como objetivo aliviar el dolor y el sufrimiento.
Esta es también la motivación de la eutanasia: poner fin a la propia vida, normalmente en el caso de una enfermedad terminal asociada a un dolor insoportable.
En Victoria se ha debatido sobre qué medicamentos deben utilizarse para acabar con la vida si se legaliza la eutanasia.
¿Qué medicamentos pueden utilizarse para garantizar la mejor muerte médicamente asistida posible?
La medicina como veneno
Cuando se trata de la cuestión de qué medicamentos pueden o incluso deben matarnos, hay que recordar sobre todo el viejo adagio “la dosis hace el veneno”.
Toda la disciplina de la toxicología y la medicina se basa en este concepto.
Este es el significado del conocido símbolo de la serpiente enroscada alrededor del cuenco de Hygeia (la diosa griega de la salud), que representa a la medicina y se ve en las farmacias y centros médicos de todo el mundo.
El entrelazamiento del veneno y la salud es un concepto muy antiguo en el uso terapéutico de los medicamentos.
Es una ciencia muy complicada y la razón por la que hacemos investigación clínica. Tenemos que probar diferentes dosis de nuevos medicamentos para establecer un umbral de uso seguro pero eficaz.
En la práctica, esto significa que una dosis demasiado alta de un medicamento puede ser perjudicial.
Por ejemplo, el humilde paracetamol. Cuando se toma siguiendo las pautas adecuadas, es un analgésico perfectamente seguro y eficaz que utilizan millones de personas en todo el mundo.
Sin embargo, si se toma en cantidades excesivas, puede causar daños irreparables en el hígado y, si el paciente no recibe un antídoto en el hospital, puede provocar la muerte.
¿Qué fármacos se utilizan en la eutanasia?
El grupo de fármacos más utilizado para acabar con la vida son los barbitúricos. Provocan la ralentización de la actividad del cerebro y del sistema nervioso.
Estos fármacos, que se utilizan médicamente en pequeñas dosis, pueden emplearse a corto plazo para tratar el insomnio o las convulsiones en casos de emergencia.
En diferentes dosis y métodos de administración, estos fármacos también pueden utilizarse como anestésicos para mantenernos dormidos durante la cirugía.
Una sobredosis de barbitúricos es mortal. A una dosis elevada, el cerebro se ralentiza hasta un punto en el que ya no indica al cuerpo que mantenga el sistema respiratorio en funcionamiento y deja de respirar.
Tanto las cápsulas de secobarbital como el pentobarbital (normalmente conocido por la marca Nembutal) en forma líquida (no confundir con el fármaco para la epilepsia fenobarbital) se han utilizado solos o combinados para el suicidio asistido o la eutanasia. También se utilizan en forma inyectable para la eutanasia de animales.
Su seguridad y eficacia a la hora de inducir una muerte pacífica, rápida y sin incidentes ha quedado demostrada en todo el mundo. Son los fármacos preferidos en los Países Bajos, Bélgica, Suiza y algunos estados de EE.UU. donde la eutanasia es legal.
Existen otras opciones, ya sea en combinación o solas, pero su uso en la eutanasia tiene una evidencia limitada. Algunos fármacos que provocan una excesiva relajación muscular y dificultad respiratoria pueden acabar con la vida, al igual que algunos analgésicos que suelen utilizarse en los cuidados paliativos.
También se pueden utilizar fármacos que reducen fatalmente los niveles de azúcar en la sangre, provocan ataques cardíacos o bloquean los mensajes del cerebro a los músculos, provocando parálisis.
Todos estos fármacos, aunque son legales en Australia, pueden causar una muerte larga y prolongada con muchos otros efectos secundarios que pueden provocar ansiedad y sufrimiento al final de la vida.
El Nembutal y sus parientes tienen menos probabilidades de hacer esto, y hay más pruebas de la práctica internacional que cualquier otro medicamento que pueda acabar con la vida.
La “mejor” muerte
En Australia, el Nembutal y el Secobarbital pueden utilizarse para los animales, pero son ilegales para el uso humano. Esto hace que la aplicación de la nueva propuesta de ley de eutanasia de Victoria sea algo más difícil.
La legislación propuesta no pretende legalizar el uso del Nembutal y sus parientes, sino que propone que un farmacéutico prepare un “cóctel de medicamentos”.
Según los informes, el gobierno de Victoria ha pedido a la Facultad de Farmacia de la Universidad de Monash que estudie el tipo de píldora que podría elaborarse si se aprueba la ley. Por ello, no se ha dado a conocer una descripción definitiva de este producto.
Se cree que será un polvo que contenga analgésicos que induzcan el coma y acaben provocando una parada respiratoria.
También es posible que se utilicen sedantes y relajantes musculares, un fármaco para ralentizar los latidos del corazón y un antiepiléptico para evitar las convulsiones y relajar los músculos. Los ingredientes y las dosis aún están por determinar.
En esta fase inicial, es difícil predecir cómo funcionaría este brebaje y si sería más fácil o más seguro de usar que los fármacos que ya se han probado.
Habría que probar el producto propuesto y comparar los resultados, como ocurre con todos los medicamentos nuevos.
Lo que necesitamos es un fármaco o una mezcla de fármacos que permita un fallecimiento indoloro, relativamente rápido y tranquilo.
No queremos más sufrimiento en forma de convulsiones, agonía prolongada y dolor.
Si no hay una solución segura, sería prudente recurrir simplemente a la legalización de lo que ya se ha probado.